En 1991, un evento memorable tuvo lugar en el programa *Almorzando con Mirtha Legrand*, cuando la reconocida bailarina Cristina Isabel Quintero, mejor conocida como Fairuz, fue invitada a sorprender al entonces presidente Carlos Saúl Menem con su cautivadora danza árabe. Aquella presentación se convirtió en un hito televisivo, donde la magia del baile se fusionó con la política, dejando una huella imborrable en el público argentino, así como en la carrera de Fairuz, quien había sabido conquistar corazones con su singular estilo. El baile finalmente se tradujo en fama internacional para la artista, quien recordó con cariño y humor esa experiencia, afirmando que aún en 2025 la gente sigue hablando de su icónico baile. Fairuz, oriunda de Sicilia, comenzó su carrera a los 20 años en el teatro Maipo y luego pasó 17 años en el restaurante Shark, donde la bailarían se conectó con la cultura árabe, adoptando su arte y estilo de vida. Curiosamente, jamás tomó clases formales, aprendiendo a medida que se abría camino en un ámbito que era, en muchos sentidos, nuevo para el público argentino. A lo largo de su trayectoria, ganó notoriedad como la única bailarina que lograba presentarse en celebraciones judías y eventos destacados, lo que reflexiona sobre su talento y versatilidad en un espacio cultural muy específico. Su carácter sociable y su habilidad de cautivar a todo tipo de audiencias le proporcionaron un lugar especial en el mundo de la danza.
El baile con Menem despertó rumores de un romance, algo que Fairuz siempre ha desmentido, a pesar del revuelo mediático que generó. “Eso no me gustó”, dijo, defendiendo su imagen y asegurando que tenía una vida amorosa estable y pública en ese momento. La controversia no afectó negativamente su estado de ánimo, y sus palabras fueron un recordatorio poderoso de que, en el entorno de la fama, la especulación puede ser un asunto complicado y delicado.
A lo largo de su carrera, la bailarina ha experimentado diversos roles, desde abrir su propio restaurante en 1997 hasta convertirse en una figura recurrente en televisión con sus propios programas. Su legado continúa, dirigiendo una academia que no solo es un reflejo de su pasión por la danza, sino también un espacio donde su hija ahora colabora. Ante esta nueva ola de atención gracias a una serie sobre Menem, Fairuz observa con alegría y humor, pensando que esto podría ser una excelente oportunidad de promoción para su academia. Ahora, a sus 70 años, sigue enseñando y celebrando la danza árabe, dejando una marca perdurable en la cultura y en cada uno de sus estudiantes, quienes aprenden no solo a bailar, sino a conectar con un arte lleno de historia y significado.
Fairuz recuerda su encuentro inolvidable con Menem en 1991,
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