Pablo Moret, un galán argentino con raíces francesas, dejó una huella imborrable en el cine argentino. Su estilo y su rostro evocaban a grandes como Gerard Philipe y James Dean. Con su fallecimiento a los 92 años, se cierra un capítulo importante de la poderosa Generación del 60 en el cine argentino, despidiéndonos de uno de los protagonistas de Dar la cara, una película clásica de José Martínez Suárez, donde él era uno de los tres jóvenes colimbas que buscaban su camino en la vida.
Moret fue un reflejo de esa generación, marcada por el cine, el deporte y la política. Nació en Tarn et Garonne el 2 de junio de 1933, hijo de un padre francés y una madre catalana. A los 20 años llegó a Argentina, donde, de la mano de la prestigiosa Hedy Crilla, encontró su vocación artística y adoptó el nombre que lo haría famoso. Comenzó su carrera como bailarín en La cabalgata del tango, que se presentaba en el Teatro Argentino. Pronto tuvo su primera aparición como extra en María Magdalena, compartiendo una escena de baile con la bellísima Laura Hidalgo. Este fue solo el inicio de una carrera que lo llevaría a convertirse en una figura icónica del cine argentino.
En 1958, tras una prueba de casting, obtuvo el papel de Jarvis Liudas en Los tallos amargos, donde se enfrentaba a un magnético estafador interpretado por Vassili Lambrinos. Esta película, un gran ejemplo del cine negro argentino, fue dirigida por Fernando Ayala y le valió a Moret una nominación como
El galán argentino Pablo Moret, figura clave del cine nacional, ha fallecido a los 92 años.


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