El placer de ver y escuchar

Víctor Laplace: Recuerdos de Nélida Lobato y la alegría de ser abuelo

Con la calidez de un galán que nunca se rinde, Víctor Laplace abre la puerta de su hogar en Retiro, donde la historia de su vida se despliega en cada rincón. A sus 81 años, este talentoso actor, que actualmente brilla en el Centro Cultural de la Cooperación con su interpretación de Don Juan, irradia una mezcla de picardía y melancolía. Su departamento es un reflejo íntimo de su trayectoria, con una biblioteca repleta de libros sobre cine, teatro y política, además de fotos familiares y recuerdos de sus colegas más queridos. Entre ellos, destaca una imagen de Nélida Lobato, su gran amor, a quien recuerda con admiración y cariño, diciendo: “Mirá lo bella que era”.

Entusiasmado por su nueva obra, Laplace se siente en uno de los mejores momentos de su vida. Aunque guarda un profundo aprecio por la década del 60 y los primeros años del 70, se enfoca en el presente. “No miro hacia atrás con nostalgia. Disfruto el aquí y ahora”, afirma con determinación. Su pasión por el teatro sigue intacta, y se siente afortunado de tener proyectos en cartel y otros en camino.

En su interpretación de Don Juan, Laplace se aleja de su pasado personal, dejando que el texto de Enrique Papatino guíe su actuación. “Este Don Juan que hago supera a todos los que hice, porque el texto manda”, explica. La obra presenta a un Don Juan que, a través de la visita de una joven, se enfrenta a su propia memoria y a las contradicciones de su vida, revelando un hombre capaz de amar, aunque con un toque de tristeza.

El recuerdo de Nélida Lobato es especialmente emotivo para él. “Fueron diez años de una relación intensísima, bellísima. La extraño”, confiesa, visiblemente conmovido. Su relación con Renata Schussheim, madre de su hijo y abuela de sus nietas, también es un pilar en su vida. “Renata es una artista inmensa”, dice con orgullo.

Laplace comparte anécdotas de su vida, desde su llegada a Buenos Aires a los 20 años hasta su experiencia en el exilio, que describe como “lo peor que viví en mi vida”. Sin embargo, también recuerda momentos de alegría, como su participación en la película “Adiós, Roberto”, que rompió tabúes en su época. “Me agradecían por la calle”, recuerda con una sonrisa.

Hoy, disfruta de su faceta de abuelo. “Mis nietas Aurora y Camelia me tienen muerto de amor”, dice, iluminándose al hablar de ellas. A pesar de que ha dejado pasar oportunidades románticas, se siente pleno con el amor de su familia y su conexión con el público. “Estoy bien solo, con el amor de mi familia”, afirma.

Su rutina diaria incluye yoga, lectura y música clásica, y se siente en un momento de plenitud. “Nunca fumé, y eso me ha hecho bien”, bromea, recordando una anécdota divertida de su carrera. Con su energía y pasión por el teatro, Laplace sigue siendo un referente en la escena cultural argentina, demostrando que la vida, a cualquier edad, puede ser un escenario lleno de emociones y recuerdos.

Víctor Laplace comparte su amor por el teatro, sus nietas y su emotivo recuerdo de Nélida Lobato.Víctor Laplace comparte su amor por el teatro, sus nietas y su emotivo recuerdo de Nélida Lobato.


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